Bienaventurado el dirigente que sabe donde va, porqué y cómo llegar.
Bienaventurado el dirigente que no conoce el desaliento, ni se vale del pretexto.
Bienaventurado el dirigente que sabe guiar a los demás sin ser dictatorial.
Bienaventurado el dirigente que trabaja por el bien común y no por la realización de sus ideas personales.
Bienaventurado el dirigente que crea líderes mientras trabaja.
Bienaventurado el dirigente que considera su vocación como una ocasión para servir a los demás.
Escrito en el Primer Documento de Palestra - 1968
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