“¿No sabéis que en la carrera del estadio todos corren, más uno solo recibe el premio?” (1 Cor 9, 24)
San Pablo tomó la figura de la carrera del estadio ligada a su carrera, la carrera de los cristianos y la propia carrera del Evangelio.
El apóstol de los gentiles, emplea el símil de la carrera familiarizada con la practica competitiva como una metáfora comparativa con la vida cristiana; lo hace para estimular a sus lectores a que dominemos nuestros propios cuerpos como lo hacen los agonistas que se entrenan para una competencia, y nos exhorta a un esfuerzo permanente, en búsqueda de un premio eterno. (1 Cor 9, 24-27).
En la conclusión que Pablo de Tarso presenta en (Rom 9, 16) nos recuerda lo siguiente: “Por tanto, no se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia”, hace una variación al tratamiento de la carrera como acción que conduce hacia un premio logrado por el merito propio, pues ya no se trata de correr o de querer, toda vez que el corredor depende de la misericordia de Dios.
Se reafirma la proposición que el uso de la palabra trecho tiene en Pablo el significado de una carrera competitiva en la expresión usada en Gal 5, 7: “Comenzasteis bien vuestra carrera, ¿quién os puso obstáculo para no seguir a la verdad?” ( ετρεχετε καλως « corriste bien »).
Con el apóstol de los gentiles, debemos reconocer que todo atleta mantiene su atención puesta hacia una meta que se encuentra siempre adelante, y que su entrenamiento y aún su misma vida se orienta hacia ese sentido. Pues bien, comprendamos que como Pablo, somos unos corredores rodeados de una multitud que presencia nuestros esfuerzos y fatigas (Cfr Heb 12, 1 -2 que estamos corriendo una carrera con una meta, un sentido, para la cual hemos de despojarnos de todo aquello que nos estorba en pos de alcanzar la victoria imperecedera.), esto para su vida que al final, la compara con una carrera corrida con éxito (2 Ti. 4:7). En Heb 12, 1- 2 dice que el cristiano está rodeado por una gran multitud de testigos, y nos advierte que nuestro entrenamiento requiere mucha paciencia, por lo tanto debemos despojarnos de todo cuanto sobre y estorbe para alcanzar una victoria imperecedera.
Ahora nos vamos a concentrar en la carrera de Pablo, vinimos a este mundo a correr con el Evangelio y lo vamos a hacer.
Fuente: Catholic.net
El deporte es toda una escuela de valores humanos y cristianos: -Mirar siempre a las metas, las pequeñas y la grande del ser humano: Dios. - Exigencia y esfuerzo constante. - Espíritu de equipo. No vamos solos. A la meta llegamos todos o no llegamos.
ResponderEliminar